Buongiorno!

Tea Zanetti, Azul, Novembre 2021

… pintarrajeada de colores feroces, los ojos eran de ese color desganado que los ingleses llaman gris. El cuerpo era ligero, como de cierva, las manos, fuertes y huesudas. Venía del desierto, de Tierra adentro y todo parecía quedarle chico: las puertas, las paredes, los muebles.

Quizá las dos mujeres por un instante se sintieron hermanas, estaban lejos de su isla querida y en un increíble país. Mi abuela enunció alguna pregunta; la otra le respondió con dificultad, buscando las palabras y repitiéndolas, como asombrada de un antiguo sabor (…) detrás del relato se vislumbraba una vida feral: los toldos de cuero de caballo (…) las sigilosas marchas al alba (…) la hediondez y la magía. A esa barbarie se había rebajado una inglesa. Movida por la lástima y el éscandalo, mi abuela la exhortó a no volver. Juró ampararla, juró rescatar a sus hijos. La otra le contestó que era feliz y volvió, esa noche, al desierto (…) quizá mi abuela, entonces, pudo percibir en la otra mujer, también arrebatada y transformada por este continente implacable, un espejo monstruoso de su destino … la figura de la mujer europea que opta por el desierto (…). El anverso y el reverso de esta moneda son, para Dios, iguales.

(Jorge Luís Borges, Historia del guerrero y de la cautiva – El Aleph)

… dipinta di colori feroci, gli occhi erano di quel colore apatico che gli Inglesi chiamano grigio. Il corpo era leggero, come di cerva, le mani, forti e ossute. Veniva dal deserto, da Terra di Dentro e tutto sembrava starle stretto: le porte, le pareti, i mobili.

Forse le due donne per un istante si sentirono sorelle, erano lontane dalla loro amata isola e in un paese incredibile. Mia nonna fece qualche domanda; l’altra le rispose con difficoltà, cercando le parole e ripetendole, come sorpresa da un sapore antico (…) dietro al racconto si intravedeva una vita selvaggia: le tende di cuoio di cavallo (…) le marce furtive all’alba (…) il fetore e la magia. A quale barbarie si era abbassata un’Inglese. Mossa dalla compassione e dallo scandalo, mia nonna la esortò a non tornare. Giurò di proteggerla, giurò di riscattare i suoi figli. L’altra le rispose che era felice e tornò, quella notte, al deserto (…) forse mia nonna, allora, poté percepire nell’altra donna, così rapita e trasformata da questo continente implacabile, uno specchio mostruoso del proprio destino (…). Il recto e il verso di questa moneta, per Dio, sono uguali.

(Jorge Luís Borges, Historia del guerrero y de la cautiva – El Aleph)

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